En Yaundé, una ciudad extensa, con unos dos millones de habitantes, distribuidos por un terreno ondulante, lleno de colinas, en las que la vegetación y las viviendas se entrelazan y se funden con el paisaje--, se pueden encontrar, como en otras capitales de países en vías de desarrollo, numerosos niños que sobreviven como pueden en la calle. Muchos de ellos han encontrado una mano tendida en el "Hogar de la Esperanza" que dirige un misionero jesuita español, Alfonso Ruiz Marrodán.
En una entrevista, Alfonso Ruiz, al que los niños llaman cariñosamente "padre" en español-- explica en qué consiste esta respuesta eclesial a una realidad tan dolorosa como es la infancia que se pierde en las calles. Lleva once años en Camerún y antes vivió veinte años en Chad.
El padre Alfonso, después de estudiar Filosofía en la Universidad Pontificia de Comillas y Teología en Francia, fue ordenado sacerdote en 197.



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