Las noticias sobre el amenazante desempleo, la carestía de alimentos y de los artículos de primera necesidad, comienzan a circular en México y en nuestra región. Lo que comenzó como una crisis financiera en los Estados Unidos se está dejando sentir como una crisis económica de muy altos costos, sobre todo para los países pobres. El desempleo es solo una de las señales más visibles de la crisis anunciada.

Lo que esta crisis deja ver es la ilusión de la llamada autoregulación del mercado, la ausencia de mecanismos globales con poder de control legitimados de manera democrática y con capacidad de negociar y prevalecer, ya que los intereses particulares de grupos económicos y políticos compiten con los intereses de los Estados nacionales y de la comunidad global.

No obstante, esta crisis representa una oportunidad para el conjunto de las naciones, pues ofrece el desafío para ampliar el horizonte del bien común. Ahora hay que hablar del bien común global porque la economía se encuentra ante desafíos globales que tienen que ser asumidos por todos. El planeta es la casa de la familia humana y de toda la creación, la que hemos de cuidar responsable y solidariamente entre todos.

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FUENTE: www.zenit.org

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