En esta cumbre episcopal continental, que tiene lugar en Tecún-Umán, Guatemala, del 2 al 4 de junio, el arzobispo Agostino Marchetto, secretario del Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, ha ilustrado la pastoral de la acogida que promueve la Iglesia a la luz del Concilio Vaticano II.

La Iglesia, aclaró el prelado italiano, es misionera por naturaleza "para comunicar su propio tesoro y enriquecerse con nuevos dones y valores".

Los inmigrantes, explicó, permiten "descubrir que la misión no se realiza sólo en los denominados territorios misioneros, tradicionalmente en África o en Asia, puesto que ahora los habitantes de los distintos continentes se desplazan, y con ellos la misión".

El prelado ofreció la clave de la labor misionera con los inmigrante en dos palabras: el "diálogo" y el "anuncio", basándose, entre otros principios, en "la libertad del acto de fe, el deber de la búsqueda de la verdad, el no al relativismo en religión".

"El fenómeno migratorio", dijo, "al poner en contacto a personas de distintas nacionalidades, etnias y religiones, contribuye a hacer visible la auténtica fisonomía de la Iglesia y valoriza el alcance ecuménico y de diálogo misionero, de las migraciones".

A través de ellas, en efecto, "se realizará entre las gentes el designio de comunión salvífica de Dios. En la acogida eclesial, en todo caso, se ofrece a los migrantes católicos la oportunidad privilegiada, aunque a menudo dolorosa, de llegar a un mayor sentido de pertenencia a la Iglesia universal, más allá de toda particularidad".

La base de esta pastoral fue definida por el representante vaticano como "cultura de la acogida".


Para leer más, pulse aquí

0 comentarios: